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jueves, 26 de agosto de 2010

APUNER NO PODRA PARTICIPAR EN LAS ELECCIONES DE ICUNER


INFORME APODERADO LEGAL - LISTA VERDE 26 DE NOVIEMBRE


Compañeros afiliados APUNER:

Ante las consultas realizadas a esta Asociación y en mi carácter de apoderado Lista Verde 26 de noviembre para las elecciones renovación parcial de vocales del Consejo de Administración y Comisión Fiscalizadora ICUNER para el 27 de agosto próximo, informo que: Como es costumbre en esta CD APUNER ya que así lo expresamos en la plataforma electoral en diciembre 2008, queremos participar de todo acto eleccionario en la UNER, en este caso el ICUNER, ante esto, en virtud que no teníamos conocimiento de la Resol. ICUNER JE Nº 060 (solo fue publicada en el Boletín Oficial UNER) es que nos remitimos directamente a la Junta Electoral ICUNER y mas precisamente en la persona del Sr. Javier López(Rectorado-Miembro de la JUNTA ELECTORAL ICUNER) a quien telefónicamente nuestro Sec. Gral. APUNER Héctor Coronel le requiere confirmación si se puede presentar lista solo de No Docentes para las Elecciones, la respuesta de Javier López (Rectorado) fue afirmativa, ante esto es que presentamos en tiempo y forma la lista Verde 26 de noviembre en Mesa Entradas del Rectorado (el 27-07-10 todos no docentes, tal cual nos informaran desde la Junta Electoral Icuner).Se nos notifica el 06 de agosto ppdo por Resol 061 JE ICUNER que la misma no es oficializada por no estar completa con el cuerpo docente.

En tiempo y forma y haciendo uso del art. 31 Estatuto ICUNER es que pido una reconsideración de presentación de lista (11-08-10), completando esta vez la lista con el cuerpo docente requerido a tal fin. Desde la JE ICUNER se nos notifica el 17-08(13.35 hs) fuera de tiempo (según art 31 Estatuto ICUNER el recurso deberá ser atendido en un plazo perentorio de 48 hs para expedirse sobre la reconsideración) que el pedido ha sido rechazado y ratifican todo lo actuado. Consecuentemente nuestra lista es rechazada nuevamente bajo los mismo argumentos.

Compañeros Afiliados APUNER y candidatos lista verde 26 de noviembre les pido las disculpas del caso, hemos incurrido nuevamente en el error de confiar en la palabra de las personas, personalmente estimo que la voluntad de los compañeros no docentes de participar en esta elección del ICUNER ha sido traicionada por la nula voluntad política de unos cuantos burócratas, que llevaran a que la otra lista sea proclamada con todo el peso de las reglamentaciones vigentes pero nunca con el apoyo de sus afiliados.

Atte.
Adrián Meynier
Apoderado Lista Verde 26 de Noviembre









miércoles, 25 de agosto de 2010

GREMIALES:

NUEVO SERVICIO

RECTORADO-SALUD‏




Compañeros AFILIADOS APUNER:

Comunicamos a Uds. que APUNER ofrece BONOS COMPRA hasta $ 150 por mes, puede ser descontado en 1 cuota o 2 cuotas, es sin interes, es por recibo de haberes en el cod. 348.

Encargado servicio MARCELO COLOMBO Sec. Gremial APUNER (Dpto Alumnos Rectorado UNER)

Compañero AFILIADO APUNER con su esfuerzo mensual iremos ampliando servicios en todos los asentamientos.


JUNTOS LOGRAREMOS MAS.

Marcelo Colombo-Sec. Gremial APUNER
AGOSTO/10 CONCEPCION DEL URUGUAY








GREMIALES:

CAMPAÑA DE AFILIACIÓN

Y REAFILIACIÓN APUNER


Informamos a todos los compañeros que consultan nuestro Blog que hemos remitido en esta semana una nota personalizada a cada uno de los Compañeros No Docentes de todas las Facultades y del Rectorado que aun no pertenecen a nuestro Gremio informandoles sobre los logros alcanzados en estos últimos tiempos por APUNER y de la materialización de muchos de los anhelos como son los de los Hoteles propios en Mar de Ajo y Villa Giardino, invitandolos a reservarlos para esta temporada veraniega para ser disfrutados con nuestras familias. En este mismo sentido destacando el recupero salarial alcanzado desde el comienzo del financiamiento de nuestro CCT 366 y las escalas salariales 2010; abril, Junio y Agosto; y proximamente en Octubre del corriente año conseguido por todos los que conformamos APUNER nucleados en nuestra
FATUN.

Es de nuestro interes que nuestro mensaje sea comprendido por todos y con este gesto sumar mas fuerza y fortaleza en nuestro querido Gremio No Docente.

Unidos, solidarios y organizados.

Héctor Coronel
Sec. General









GREMIALES:
APUNER en Villaguay
Facultad de Kinesiología


DE SUMO INTERÉS

El dia Viernes 27 de agosto, el Sec. Gral. APUNER estará visitando a los compañeros no docentes de la Facultad de Kinesiologia de la UNER en la ciudad de Villaguay a fin de evacuar consultas gremiales, difundir novedades y cumplir con el objetivo de visitar a todas las dependencias de la UNER.









martes, 24 de agosto de 2010

Glifosato: leucemia, malformaciones embrionarias y abortos espontáneos

Universidad Nacional del Sur

Rectorado

23 de Agosto de 2010
 
Destacados investigadores denunciaron los efectos del herbicida más utilizado en las plantaciones de soja. En algunas localidades, la Justicia inhabilitó el uso de glifosato cerca de las poblaciones. Al atravesar la barrera placentaria y aumentar en cuatro o cinco veces el ácido retinoico, este agrotóxico genera efectos no deseados en embarazos y aumenta los casos de leucemia en menores, entre otras graves patologías.
 

“Si médicos de todo el país plantean y denuncian que en zonas donde se fumiga con glifosato aumentaron hasta cuatro veces más los casos de malformaciones, abortos, cáncer y leucemia en niños y jóvenes, yo no puedo pensar que deliran, que es un complot, o mienten”, señaló el doctor Andrés Carrasco, jefe del laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad de Buenos Aires, que fue entrevistado por InfoUniversidades durante una visita a la Universidad Nacional del Sur.
 
Carrasco fue uno de los primeros científicos argentinos que demostró en laboratorio los efectos del glifosato en animales. Estos efectos fueron advertidos al utilizar el agroquímico en las cantidades recomendadas por sus fabricantes, pero también aparecieron en embriones expuestos a dosis hasta 1.540 veces inferiores a las usadas en los campos de soja. En marzo de este año, la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Santa Fe limitó la utilización de agroquímicos en un radio de 800 metros de la localidad de San Jorge, donde se realizaron numerosas denuncias y exigió que el Estado demuestre que el líquido es inocuo para la salud.
 
La utilización del glifosato modifica una sustancia que todos los seres vivos tienen en el cuerpo y que, acumulada o disminuida, provoca alteraciones en el embrión, porque es la que regula la morfología. “Esa sustancia -señaló Carrasco- se llama ácido retinoico y debe tener un nivel adecuado para que el vertebrado se forme de manera correcta. Hay una estrecha relación entre el glifosato y las alteraciones en el mecanismo genético de los cuerpos en formación. Eso provoca falta de cierre del cráneo, hidrocefalia, mielomeningocele y malformaciones de todo tipo, que pueden derivar en diversas patologías”.
 
“Es un hecho indiscutible que el glifosato, al atravesar la barrera placentaria y aumentar en cuatro o cinco veces el ácido retinoico, produce malformaciones en el embrión. El mecanismo que pudimos comprobar afecta a una población restringida: mujeres en edad fértil que cursan embarazos en zona rurales. Pero el glifosato también está asociado a un aumento significativo de casos de leucemia en chicos menores de 15 años, entre otros trastornos que nuestro sistema sanitario no se ha ocupado de investigar epidemiológicamente en profundidad”, sostuvo Carrasco.
 
Las tareas del investigador comenzaron a fines de 2008. Los resultados en embriones de vertebrados en contacto con el herbicida fueron alarmantes: anfibios o pollos con malformaciones, debido a la alteración de los niveles del ácido retinoico. También, malformaciones en el 100 por ciento de los embriones que crecieron sumergidos en glifosato diluido, y entre el 50 y el 70 por ciento en aquellos inyectados con el herbicida. “Los sistemas en desarrollo embrionario son muy sensibles. En realidad, este tipo de herbicida es un veneno, incluso en bajas dosis. Lo que estábamos probando es cuán venenoso resulta algo que ya se sabe, es venenoso”, señaló.
 
“No sólo provoca efectos en los embriones, sino también causa abortos espontáneos -aseguró Carrasco-; por cada embrión malformado, hay muchos que no llegan ni a eso. Estos problemas tienen explicaciones genéticas. Pueden pasar porque los genes están dañados o porque el medio ambiente lo dañó. El desarrollo embrionario es muy sensible en los seres humanos, especialmente en la segunda y tercera semana de formación del feto”.
 
En la actualidad, hay otros grupos de científicos que realizan investigaciones similares. En la Universidad Nacional del Litoral se evidenció que entre los efectos que produce el glifosato se cuentan problemas respiratorios, daños al sistema nervioso central y destrucción de glóbulos rojos en humanos. Y la muerte de las células nerviosas que la cipermetrina (insecticida de amplio uso en nuestro país) provoca en los anfibios, una de las especies expuestas a riesgo ecológico. (VER NOTA)
 
 
Glifosato, soja transgénica y cosechas récord
 
El glifosato es un principio activo de herbicida que bloquea la actividad de una enzima, sin la que los vegetales mueren. Controla las malezas que compiten con los cultivos por recursos vitales como la luz, el agua y los nutrientes.
 
Utilizado en la siembra de soja, tuvo una notable expansión con la aparición de la variedad genéticamente modificada de este cultivo, en 1996. La soja transgénica, resistente a este agrotóxico, fue un gran avance para dar un paso más en el control de malezas difíciles, como el sorgo de alepo y gramón, e incorporar más hectáreas a la agricultura. Al reemplazar a otros herbicidas, permitió una reducción de los costos de producción que impulsó el crecimiento de la cosecha a niveles récord que, sumado a la siembra directa, tuvo un efecto multiplicador.
 
En nuestro país hay 20 millones de hectáreas de producción de soja, para las que se utilizan 200 millones de litros de glifosato (elemento autorizado por el Senasa), que mayormente se esparcen a través de aviones en campos de algodón, soja y maíz. Se estima que la exportación de estos dos últimos en 2010 alcanzará las 60 millones de toneladas, una cantidad récord en producción y en ingresos fiscales. En 2009, se incrementó en el mundo la cantidad de hectáreas sembradas con soja, que pasaron de 125 a 134 millones, un 7 por ciento más respecto de 2008.
 
Marcelo C. Tedesco
Dirección de Prensa y Ceremonial
Universidad Nacional del Sur


Fuente:















FUTURA LEY NACIONAL DE LA MUSICA

Una ley como se nos canta

El proyecto de Ley Nacional de la Música –que intenta resolver problemas del gremio de los músicos– llegó al Senado de la Nación. Los músicos van por la “despenalización del rock”. A votar, mi amor.

Más de cuatro años les llevó a cientos de músicos consensuar los siete principales puntos de una posible futura Ley Nacional de la Música, una iniciativa que intenta resolver las situaciones de crisis tecnológicas, económicas, edilicias, presupuestables y de concentración metropolitana.

1. Creación del Instituto Nacional de la Música, con representantes de cada provincia, autores, compositores, intérpretes y productores, entidades educativas, sindicales, productivas y de música en vivo, para que regule, organice y facilite la producción musical.

2. Que el 50 por ciento de los beneficios que otorgue el Instituto sea en herramientas que solucionen el proceso productivo musical.

3. Creación de circuitos estables de música en vivo en cada región.

4. Participación de las distintas regiones en los beneficios otorgados por el Instituto.

5. Mejora de la difusión de música nacional en medios de comunicación.

6. Creación de un circuito cultural social con función de acercamiento de las expresiones musicales a sectores con escaso o nulo acceso a ellas.

7. Formación integral del músico, con conocimiento profundo y organizado en los derechos intelectuales y laborales.

Cuatro años atrás, cuando comenzaban a poner en común estas ideas, un decreto reglamentaba la Ley del Ejecutante Musical, un estatuto diseñado en 1958 y nunca aplicado hasta entonces. En 2006 resultó un claro paliativo de emergencia que nada tenía que ver con la real problemática del músico. El principal problema era que reducía los complejos y variados vínculos artísticos (que en este caso son también laborales) a las figuras clásicas de Patrón y Empleado, desoyendo decenas de trabajos asociados a la producción musical y generando una suerte de encadenado de jerarquías.

Tras numerosas idas y vueltas, más por capricho burocrático que por voluntad de los músicos, finalmente el proyecto fue presentado al Senado de la Nación recientemente bajo el título “Creación del Instituto Nacional de la Música”, con el apoyo expreso de los principales referentes oficialistas y la mirada cierta que aportaron los músicos locales: la necesidad de mejorar la difusión, la formación, la federalización y la estabilidad, no sólo del rock sino de la música en todas sus expresiones.

Esta es, hoy, nuestra nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Esto que alguna vez fue quimera de unos cuantos obstinados agrupados en la UMI, o no federados allí pero igualmente independientes, es hoy nuestro Matrimonio Igualitario, nuestra Despenalización del Rock. Que el proyecto ya esté en el Senado de la Nación, por un lado, significa que la primera fase se ha logrado: la puesta en común de cientos de músicos y personalidades de la cultura adherentes, en pos de un bien común. Pero también significa que, ahora, la iniciativa va quedando a merced de las voluntades políticas y legislativas de turno. Para que nadie se duerma en los laureles y para que el proyecto no quedé en un cajón, bien está conocer al menos esos puntos, mandar adhesiones a UMI, sumar voluntades por todas las vías posibles: plazas, banderas, etc...

Por Luis Paz
Suplemento NO
Jueves, 19 de agosto de 2010


Más información:














lunes, 23 de agosto de 2010

“Lucho por no olvidar”


LA HISTORIA DE SARA RUS, SOBREVIVIENTE DE AUSCHWITZ Y MADRE DE PLAZA DE MAYO

Su infancia en el gueto de Lodz. Auschwitz y el trabajo en una fábrica de aviones. Su entrada clandestina en una Argentina que no recibía judíos y una carta a Eva Perón. La desaparición de su hijo y la búsqueda de justicia. Una mujer que recibió en 2008 el premio Azucena Villaflor que da el gobierno nacional y fue declarada ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires hace un mes.

La mujer levanta la vista. Tiene los ojos húmedos, enrojecidos. “Mayormente no lloro”, dice. Se seca con un pañuelo de papel. Revuelve el té que acaba de servir en la mesa de su departamento de Belgrano. “Mayormente no lloro”, repite Sara Rus. Tiene 83 años. Pero habla y es una nena de doce años que separan de la fila de la lechería del gueto de Lodz, donde fue con su jarrito para conseguir alimento para su hermano porque su madre está enferma y no puede amamantar. Es una nena que ve morir al bebé y no puede contener las lágrimas. Después será la joven que salvó a su mamá de las cámaras de gas de Auschwitz, la que trabajó esclava en una fábrica de aviones y la que se enamoró a pesar de todo. La mujer que llegó a la Argentina tras cruzar de forma ilegal la frontera con Paraguay, la que empezó de nuevo y fue feliz y perdió a su hijo mayor, cuando una patota de la última dictadura se lo llevó de la Comisión Nacional de Energía Atómica. Hoy es la abuela que conmueve a estudiantes en sus charlas y va al gimnasio y baila rikudim. La que cree que la vida vale la pena porque después de todo lo que vivió tiene una mesa para recibir visitas y compartir el pan con una familia que la rodea de amor. “Hago lo que hice toda mi vida, lucho por no olvidar. Para que los nazis de Alemania y los que estuvieron acá nunca más tengan la fuerza que tuvieron.”


 Lodz

Schejne María (Sara) Laskier de Rus nació en Lodz, Polonia, en 1927. Fue, hasta 1939, la única hija consentida de Jacobo y Carola Laskier. Su papá era sastre. Hacía trajes a medida para los señores y tapados de piel para las señoras. Sara iba a la escuela y estudiaba violín. Hasta que llegaron los nazis. “Yo no tenía noción de qué pasaba. Mi madre decía ‘si ganan los alemanes vendemos todo y nos vamos de Polonia’. Mi padre creía que iba a ser como en la Primera Guerra. Pero después teníamos que bajar de las veredas, usar la estrella de David para identificarnos. Hubo mucha discriminación que probablemente yo no entendía. Con el correr del tiempo empecé a darme cuenta. Un tío, hermano de mi madre, emigró porque un grupo de chicos polacos le dio una paliza por ser judío. Ya teníamos familia en la Argentina y se vino acá”, cuenta.

Recuerda bien la primera vez que sintió en carne propia la violencia antisemita, aunque en esa oportunidad ni siquiera la tocaron: “Un día aparecieron los alemanes en casa. Cuando entran, con esa prepotencia, ven mi violín sobre la mesa. Uno pregunta ‘¿acá quién toca el violín?’. Mi madre, toda orgullosa, dice ‘mi hija está aprendiendo’. ‘Ah, ¿Te gusta el violín?’, dice y con una fuerza terrible lo revienta en la mesa”.

Pronto tuvieron que dejar el departamento e instalarse en un pieza del gueto. Empezaron las “selecciones”: los vecinos que se subían a un tren con la promesa de una vida mejor en otra parte. El trabajo era obligatorio. El que no trabajaba, no comía. Y el que trabajaba casi no comía. A Sara la mandaron a una fábrica de sombreros: sombreros para mujer, sombreritos para chicos y manguitos de piel para protegerse las manos en invierno. Carola estaba débil y no podía cumplir con las obligaciones impuestas por los nazis. Su hija, que tenía catorce años, se llevaba trabajo a su casa, preparaba una producción extra y la entregaba en nombre de su madre para que no le quitaran la carta de alimentación.

“Mi madre en el año ’40 tuvo un bebé, un nene. Ella estaba muy enferma. Tenía tifus, prácticamente no tenía leche para alimentar al nene. Había hospitales pero con muy pocos recursos. Yo, como una hermanita todavía chiquita, iba a la madrugada a la lechería donde repartían un poquito de leche a la gente que tenía bebés, tenían que presentar un papel. A mí no me consideraron, me ponía en la fila y me echaban, no podía conseguir... El nene vivió tres o cuatro meses y lo más terrible, que mi madre un tiempo largo no se enteró por qué mi padre y yo íbamos al hospital. Casi al año quedó otra vez embarazada, tuvo otro varoncito, que fue liquidado al nacer.” Sara se quiebra. Llora. Aunque en general no lo haga.

Las lágrimas obedecen a la impotencia, a no haber podido intervenir para alejar la muerte. Lo mismo pasaría 37 años después. Frente a los SS, en cambio, sus acciones, sobre todo las más atrevidas, parecen haber salvado su vida y la de su madre.

Pero antes de que la llevaran al campo de concentración le pasó otra cosa. Le pasó Bernardo. “Porque también hay una historia de amor, también pasaban cosas como ésta, por lo menos a esta niña que está hablando”, dice Sara y ahora sus ojos se iluminan.

Bernardo Rus llegó a su casa de la mano de papá Jacobo, que lo encontró un domingo en la calle y lo invitó a cenar porque era “un muchacho muy interesante y daba gusto conversar con él”. Luego, la madre le reprocharía haber traído a un hombre a quien la nena miraba demasiado. Y era verdad. Se llevaban doce años pero Sara se sentía adulta: “Yo lo miré, él me miró... y empezó a venir más a menudo. Estábamos enamorados. Yo tenía una libretita en la que él me anotó que si algún día sobrevivimos, el 5 del 5 del ’45 nos vamos a encontrar en el edificio Kavanagh de Buenos Aires. El sabía que yo tenía familia en Argentina, se hablaba de eso en mi casa y él leía mucho sobre Argentina”. Pero antes de esa fecha Sara y sus padres tuvieron que dejar el gueto.


 Auschwitz

Habían sobrevivido a muchas “selecciones”. A la madre, que era flaquita, le rellenaban la ropa y le pintaban la cara para que tuviera mejor semblante. De todas formas llegó el día en que rodearon la casa y les dijeron que llevaran lo mínimo posible. Sara eligió una mochila muy chiquita que ella misma había cosido antes de la vida en el gueto. No reparó en meter bombachas. En cambio, puso algunas fotos familiares y la libretita en la que Bernardo anotó la fecha de su reencuentro: “Yo pensaba que podía ser... algún día, pero llegó un momento que dejamos de pensar. Y empezó el viaje a Auschwitz”.

–¿Cómo fue?

 –Nos fuimos los tres, con algunos vecinos y otros que no conocíamos.

–¿Ya sabían de qué se trataba?

 –Absolutamente no sabíamos a dónde nos llevaban. En el viaje fuimos apretujados, sucios. Ponían un balde para hacer las necesidades. Se viajaba en un tren de animales. Se veía que la gente se caía de hambre.

–¿Cuánto duró?

 –Nunca supe. Perdí la noción del tiempo. Llegamos a Auschwitz. Nos llevaron a Birkenau, a una plaza enorme y empezó la selección. A los hombres directamente los sacaron. Nunca más vi a mi padre. Te dabas cuenta quién iba a un lado y quién a otro por cómo estaban físicamente. Mi madre estaba a la miseria, pero era una mujer muy bonita y todavía muy joven. Pero me la llevaron. La pusieron de un lado y a mí del otro. En mi casa hablábamos alemán y cuando veo que me encuentro sin mi madre... me atreví a acercarme a un SS con un rebenque que estaba en el medio de la plaza. La gente me miraba. Pensaba que me iban a matar. El me mira y me dice ‘cómo te atrevés a acercarte’. Le dije en alemán ‘¿por qué me sacaste a mi madre?’. Si hoy pienso lo que hice... Me mira y me dice ‘¿de dónde hablás alemán?’. Le dije que en mi casa se hablaba. Me preguntó ‘¿cuál es tu madre?’ y me dijo: ‘Andá a buscarla’. La primera salvada. Desde ese entonces mi madre estaba siempre conmigo. Sobrevivió a la guerra conmigo. Pero pasamos momentos muy duros.
Las mandaron a los baños, les cortaron el pelo, les dieron ropa que no les quedaba y las llevaron a una barraca donde se amontonaron en el piso de cemento. No tenían que hacer nada, excepto salir y formar para que las contaran. Todos los días sacaban algunas mujeres de la fila. Mujeres que no volvían. A diferencia de la mayoría de los prisioneros, no las marcaron con un número. “Llegamos en el ’44, estábamos destinadas a ir al gas.” Pero no fueron. Las seleccionaron para trabajar en una fábrica. 


Alemania, Austria

Después de dos meses en Auschwitz, se subieron otra vez a los trenes para viajar como animales que van al matadero. Las ubicaron en una fábrica de aviones en Alemania. Sara tenía que remachar las chapas de las alas con una pistola de aire comprimido que casi no podía sostener. “Siempre decíamos, ningún avión de acá se va a levantar”, recuerda. En un turno nocturno, no vio los rieles que estaban en el piso y se cayó para atrás. Casi se corta en dos. En la enfermería, una rusa la trató como a una enemiga de guerra.

“Había que trabajar todos los días. Pero yo no podía levantarme de la cama. Apareció un alemán que me dijo: ‘qué bien que te lo hiciste, vos pensaste que no vas a trabajar, que vas a estar acá descansando’. Yo era un poco atrevida, o no me importaba más nada. Se ve que no pensé o no me interesó. Era bastante rebelde, parece. Le dije en alemán: ‘¿qué me dijiste, que me hice esto a propósito? Sí, señor, me lo hice a propósito para quedarme acá, pero no me imaginaba que iba a perder tanta sangre’. Mi mamá empezó a gritar ‘no le hagas caso, está loca, no sabe lo que dice’. Las chicas que estaban en la habitación se quedaron mudas de miedo. pensaban que nos iban a matar a todas por mi culpa. Un rato después aparece una alemana, una SS, y me dice ‘tenés suerte, el jefe dijo que te mandemos algo de comer’. No podía creerlo”, relata.

–Todas las veces que se rebeló le fue bien.

 –Una vez, en una charla que di, un abogado explicó que pude sobrevivir porque, para los alemanes, mientras vos no te rebelás, no les contestás, no sos nadie, nada. Se ve que los impacta que alguien se les anime a contradecirlos y enfrentarlos. Igual, mi descanso no duró mucho.

Después del accidente la mandaron a trabajar a la cocina como pelapapas. A veces podía comerse una papa cruda y también traficaba en el forro de un tapadito cáscaras y pedazos de papas para sus compañeras. “Uno no se puede dar idea de lo que puede significar una papa o la cáscara de una papa. Es el alimento más importante que uno puede imaginarse”, dice. Y sabe.

Los aliados estaban cerca, así que otra vez subieron a los trenes. Esta vez rumbo al campo de concentración de Mauthausen, en Austria, donde finalmente fueron liberadas: “El mismo día que llegamos la Cruz Roja ocupó el campo. Y dejaron de matar. Los alemanes se estaban empezando a organizar para retirarse y todavía tenían ese descaro de decirnos si queríamos ir con ellos porque venían los americanos. Fuimos liberados el 5 del 5 del ‘45. Este día yo fui liberada. Esta fecha quedó en mi mente pero yo no sabía nada de Bernardo y él no sabía nada de mí”.

En Mauthausen Sara recibió una carta. Bernardo la estaba buscando. Y ella fue a verlo. No fue en el Kavanagh, pero no importó. Se casaron y buscaron trabajo. Sara se incorporó a una compañía de teatro. Empezaba a reponerse pero un médico le dijo que debido al accidente que había sufrido en la fábrica no iba a poder tener hijos. “Mi esposo estaba totalmente resignado, basta que me tenía a mí, que nos habíamos podido reencontrar y estar juntos. Para mí, fue un golpe terrible.”


Argentina, vía Paraguay

En Buenos Aires, el tío de Sara estaba dispuesto a recibirla junto a su madre y su esposo. Pero el gobierno de Juan Domingo Perón no le abría las puertas a los judíos. Después de un viaje en avión accidentado, en el que se incendió una turbina y algunos religiosos querían también prender velas porque era viernes, llegaron a Paraguay.

“Oficialmente no podíamos entrar a la Argentina –relata–; teníamos que pasar ilegalmente con un barquito, juntar un poco de plata para dar a una persona que nos cruce la frontera. Eramos diez. Nadie hablaba una palabra de castellano. Nos llevaron a Clorinda. Y el tipo se mandó a mudar. Nos dejó solos, de noche, con lluvia. Hasta que vino un policía a caballo con un rifle. Sentó a mi madre arriba del caballo y a mí me dio el rifle. Nos llevó a su casa a los diez, con su mujer y no sé cuántos chicos y nos dieron de comer. Pero al otro día nos llevaron en micros a Formosa y nos metieron en la cárcel. Pero era una cárcel... qué querés que te diga, los muchachos, los vigilantes nos tenían tanta lástima. Había más de cien personas. A algunos los llevaron después a casas particulares y a nosotros al templo. ¿Pero cómo se hace para ir a Buenos Aires? Nos decían que nos iban a mandar de vuelta a Paraguay. Mi esposo era un hombre muy inteligente. Ya sabíamos que existía Eva Perón, que ella hacía mucho por la gente. El se atrevió a mandar una carta en polaco a Eva Perón. Le contaba nuestra historia. Se ve que le llegó, la hizo traducir y mandó a decir que no nos asustemos y que nos iban a mandar pases para ir a Buenos Aires. Efectivamente después de un tiempo nos mandaron los pases a todos los que estábamos allá. Y nos vinimos a Buenos Aires.”

Había que empezar de cero. Bernardo se inició en el oficio de anudador textil y, asegura su mujer, llegó a ser el mejor de Villa Lynch. Sara no se resignó a la idea de no tener hijos y fue a ver a un médico que para su sorpresa le dijo que no tenía nada, sólo un cuerpo que había sufrido mucho y necesitaba reponerse. Daniel nació el 24 de julio de 1950. Y cinco años después llegó Natalia: “El de Daniel fue un embarazo complicado porque era un cuerpo complicado. Pero resistí. Era un chico hermoso y desde chiquito fue brillante en todo: en el colegio, se recibió de lo que él quería, fue físico nuclear.... Hasta el año ’76 lo tenía yo”.

Sara dice que Daniel no militaba, pero que seguramente era peronista. Que ella no sabía nada porque su única preocupación era rehacerse. “Recién empezábamos a vivir”, apunta.

El 15 de julio de 1977, a las dos y media de la tarde, Daniel Rus fue secuestrado en la puerta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), donde trabajaba. Otros veinte físicos empleados de ese organismo fueron detenidos ilegalmente durante la última dictadura. A Daniel lo subieron a una camioneta. Esa fue la última vez que alguien lo vio. No hay testimonios que lo ubiquen en algún centro clandestino de detención, aunque su madre sospecha que estuvo en la Escuela de Mecánica de la Armada, ubicada en la vereda de enfrente de la CNEA.

Cuando Daniel no llegó a casa, Sara y Bernardo pensaron que había tenido un accidente. Recorrieron comisarías y hospitales, hasta que fueron a la CNEA y se enteraron de que estaba desaparecido. “Ahí empecé yo a luchar – dice Sara, como si su vida anterior quedara reducida ante la pérdida de su hijo–. Fui al Ministerio del Interior, presentamos hábeas corpus, mi esposo escribió cartas a todo el mundo, el Papa incluido, y me incorporé a las Madres de Plaza de Mayo y empecé a dar vueltas a la plaza. Antes había entrado a una agrupación de sobrevivientes de la guerra. Lo más triste fue que cuando desapareció Daniel esa gente, hasta los mismos sobrevivientes, empezaron a alejarse de nosotros por el miedo que había en el país. Una chica que también fue secuestrada, hermana de un muy amigo de Daniel que está desaparecido, nos contó que en la sala de torturas había esvásticas. Estaba claro que acá habían aprendido una buena lección de los nazis... A mí me parecía que era imposible perder a este hijo. Un día subí a la terraza de mi casa y grité tan fuerte, llamándolo, pensando que él en algún lado podía estar escuchando. El siempre decía ‘vos sos tan fuerte mamá’. Y yo no pude hacer nada por él.” Sara llora. Es otra vez la impotencia.

–Lo buscó, reclamó a las autoridades, a la Justicia, se unió a las Madres...

 –Es verdad, pero me imagino que eso es lo que él pensó. No sé de qué manera lo mataron, cómo lo hicieron sufrir. Mi madre vivió hasta los noventa años conmigo, pero en el momento en que me llevaron a mi hijo dejó casi de hablar. No le interesó más la vida. Murió con su dolor y no pudo ver todavía bisnietas, lo que yo estoy deseando.

–¿Y qué pasó con su esposo?

 –En el ’77 dijo que estaba esperando que venga la democracia, que en algún momento vamos a tener que pasar a estos asesinos. Y en el ’83 dijo: ‘si mi hijo en seis meses no vuelve, yo ya no tengo nada que hacer’. Vino la democracia, pasaron seis meses, mi esposo se enfermó de un tumor y falleció el 2 de mayo de 1984.
“¿Sabés lo que todos me preguntan –se adelanta Sara–, de dónde saco mis fuerzas? Yo lucho por no olvidar. Lucho por la memoria. Para que jamás los nazis de Alemania y los que estuvieron acá tengan la fuerza que han tenido. La memoria es lo más importante, porque si no se tiene memoria las cosas vuelven a pasar. La fuerza sale de que gracias a Dios tengo una familia, una hija, un yerno, dos nietas, las Madres de Plaza de Mayo, los amigos que hice y que me quieren... Mi madre me decía, cuando estábamos en Alemania, ‘vas a ver que todavía vamos a tener un pan sobre la mesa’ y yo le contestaba ‘¿en qué mesa?’. Yo digo que la vida es linda porque si pasó todo eso y tengo una mesa y puedo recibir visitas, puedo servir y estar rodeada de amor... qué más se puede pretender. La vida es hermosa, si uno no quiere vivir es fácil morirse.” Y apunta: “Yo tengo mis recuerdos bien adentro. Si todavía puedo pensar, puedo contar, y mientras pueda contar, lo voy a seguir haciendo”.

Por Victoria Ginzberg
Fuente: www.pagina12.com.ar
Domingo, 22 de agosto de 2010