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jueves, 25 de marzo de 2010

DERECHOS HUMANOS: Con pedido para que se aceleren los juicios



UNA MULTITUD COLMO LA PLAZA DE MAYO EN EL ACTO CENTRAL POR EL DIA NACIONAL DE LA MEMORIA, POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA



Decenas de miles de personas se manifestaron en todo el país. En el acto central, Madres y Abuelas destacaron ante una multitud que desbordaba la Plaza de Mayo la necesidad de que todos los represores respondan ante la Justicia.


Por Diego Martínez

A dos meses del bicentenario, con ocho juicios en curso y centenares de imputados por crímenes de lesa humanidad a la espera de ser sometidos a proceso, decenas de miles de personas marcharon en todo el país para repudiar el último golpe de Estado, del que se cumplieron ayer treinta y cuatro años. El acto central para conmemorar el Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia se desarrolló en la Plaza de Mayo, a la que decenas de Abuelas y Madres rejuvenecidas por las buenas nuevas de los últimos años ingresaron portando una bandera interminable con los rostros de miles de desaparecidos. Los organismos de derechos humanos históricos leyeron un documento consensuado en el que celebraron las conquistas pero también recordaron que “la dictadura se hizo entre muchos, militares y civiles al servicio del exterminio y la apropiación de niños”, y reclamaron la “urgente aceleración de los juicios a genocidas, cómplices, ideólogos y beneficiarios”.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por la mañana, también reclamó celeridad al Poder Judicial y destacó ante Abuelas de Plaza de Mayo su compromiso para lograr que se esclarezcan las adopciones irregulares de los hijos de Ernestina Herrera de Noble. Es “una prueba de ácido para saber si vivimos en democracia”, aseguró. A menos de una semana del fallo de la Sala II de la Cámara de Casación Penal que suspendió la realización de análisis de ADN a los jóvenes registrados como hijos de la dueña del Grupo Clarín, que había ordenado la Cámara Federal de San Martín, la mandataria le manifestó en público a Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas, su confianza en que “luego de tantos años de impunidad del poder mediático vamos a poder conocer realmente la identidad que usted está tratando denodadamente de buscar”. “Si no encontramos justicia en la Argentina”, agregó, acompañará a Abuelas “a otros tribunales internacionales” para esclarecer las posibles apropiaciones.

“Nunca hubiésemos pensado en ver a los asesinos en las cárceles, muchos condenados, cientos de procesados, anuladas las leyes de obediencia debida y punto final”, admitió horas después Hebe de Bonafini, sobre el mismo escenario que antes ocuparon los organismos, en nombre del grupo de Madres que a poco de asumir Raúl Alfonsín perdió toda esperanza en la vía judicial. “Estamos orgullosas de vivir en este maravilloso país. ¡Gracias Cristina!”, redondeó emocionada (ver aparte). La contracara de la jornada estuvo a cargo del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, que reúne a agrupaciones de izquierda, marchó por separado y leyó su documento desde el trailer de un camión. El EMVJ afirmó en un documento que el Gobierno “mantiene la impunidad, reprime, congela salarios y paga la deuda externa”, y lo acusó por “monopolizar la Plaza de Mayo”.


El cuarto poder interpelado

Luego de las agobiantes audiencias en las que Acosta, Astiz, Donda & Cía. se reivindicaron sin vergüenza como combatientes de la “guerra civil revolucionaria”, la jornada de ayer fue para organismos, querellantes y familiares de víctimas del terrorismo de Estado una reconfortante bocanada de aire fresco. A las dos de la tarde la Avenida de Mayo ya estaba colmada por miles de personas, muchos con banderas de agrupaciones sociales, políticas, sindicales y un largo etcétera, otros tantos a título individual o en familia. La música y el movimiento, como es marca registrada en las movilizaciones de los últimos años, corrió por cuenta de decenas de murgas y del grupo de percusión La Chilinga. El Colectivo de Arte de La Plata repartió treinta mil corazones blancos, en tanto el cielo despejado fue patrimonio exclusivo de Abel Fatala, que inscribió su nombre en un globo al que sólo acompañó el helicóptero de la Policía Federal.

–¿Por qué marchás? –preguntó Página/12.

–Para recordar el golpe militar –respondió Inti, de apenas seis años.

–¿Qué significa el golpe militar?

–Que prohibieron muchas cosas y mataron mucha gente –resumió, rodeado de pibes con la camiseta de “Juicio y Castigo” de H.I.J.O.S. que se acercaron a la Plaza acompañados por miembros de la ONG Juguete Rabioso, que asiste a menores en conflicto con la ley.

La bienvenida a Madres y Abuelas en la Plaza de Mayo, dividida al medio por un vallado que dejó afuera a miles de personas, tuvo al menos un anfitrión atípico: centenares de muchachos de la Juventud Sindical de la CGT, todos con remeras recién estrenadas, entre quienes se mezclaron algunas banderas verdes de los camioneros de Hugo Moyano.

Más allá de la óptima respuesta de la sociedad civil, que llegó a ocupar el trayecto entre las plazas de Mayo y del Congreso, el acto tuvo una particularidad que lo diferenció de los anteriores: la interpelación abierta al rol del periodismo. Las paredes de Avenida de Mayo fueron empapeladas con portadas de diarios y revistas en momentos claves de la última dictadura: “Total normalidad. Las Fuerzas Armadas ejercen el gobierno”, tituló Clarín el 25 de marzo de 1976. “El teniente general Videla jurará como presidente de la Nación”, escribió La Nación. Hubo también tapas de El Gráfico con Videla festejando durante el Mundial de fútbol y de Gente al servicio de la inteligencia militar: “Vimos rendirse a los ingleses”. La frase “¡Yo no me olvido!” atravesaba cada publicación, a modo de advertencia sobre los alcances que podría tener la Justicia en una democracia con mayor participación popular.

Las manifestaciones sobre el rol del periodismo actual tuvo en las calles dos destinatarios, por motivos opuestos: el diario Clarín y el programa 6, 7, 8, que emite Canal 7. Sus seguidores marcharon con banderas argentinas en las que precisaron las respectivas procedencias, y explicitaron su simpatía con las posturas y críticas expresadas en el programa.


Maximizar recursos

A dos meses del Bicentenario y más de un tercio de siglo del golpe de Estado “la lucha sigue siendo la misma: el pueblo organizado, comprometido y solidario, contra los poderes económicos que no dudan en utilizar cualquier método para enriquecerse con lo que no les pertenece”, sostiene el documento que firman Abuelas de Plaza de Mayo, Madres Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, H.I.J.O.S. y Hermanos de desaparecidos por la Verdad y la Justicia.

Al repudio del golpe de 1976 y el recuerdo de los desaparecidos, los organismos agregaron sus conquistas más recientes: la cantidad de hijos robados o nacidos en cautiverio que recuperaron su identidad superó el centenar; casi setenta represores fueron condenados tras la anulación de las leyes de impunidad; más de cuarenta afrontan juicios por estos días, y se siguen recuperando centros clandestinos como espacios de la memoria, entre otros logros que enumeraron Estela Carlotto, Haydé García Gastelú por Madres Línea Fundadora y Lita Boitano por Familiares.

“Los cómplices del hambre de hoy son los mismos que hace treinta años”, advirtieron y enumeraron: “los Macri, los Herrera de Noble, los Bunge & Born, los Pérez Companc, los Rocca, Fortabat, Blaquier y su Ingenio Ledesma, la Sociedad Rural Argentina, Mercedes-Benz, Ford, Techint, Acindar y tantos más. La dictadura se hizo entre muchos: militares y civiles al servicio del exterminio y la apropiación de niños”. “Defienden un país para pocos: ellos. Por esos intereses reprimen desde hace doscientos años”, afirmaron.

“Sólo algunos de los que formaron parte del genocidio están respondiendo ante la Justicia. Faltan muchos más. Por eso es urgente la aceleración de los juicios a genocidas, cómplices, ideólogos y beneficiarios”, destacaron. Reclamaron “la decisión política de maximizar los recursos de la Justicia, con salas acordes y procesos realmente públicos”, y concluyeron con una certeza: “La sociedad ya condenó a los asesinos del pueblo y no permitirá ningún tipo de perdón, ni de amnistías, ni de reconciliación”.



25/03/2010











miércoles, 24 de marzo de 2010

La memoria es el vientre del alma




Por Orlando Barone 

Este recuerdo pertenece a mi memoria personal; es intrascendente fuera de mi, pero el protagonista memoriado me trasciende. Es Haroldo Conti, escritor. Desapareció a los dos meses que comenzó la dictadura que hoy se devela, se denuncia y condena.

Por el año 1969 vino a dictar un curso de narrativa al Instituto de Ciencias en la calle Viamonte, en el Once, dirigido por el ecólogo Rodolfo Carcavallo.

Conti ya había ganado el premio Fabril con su novela “Sudeste”. Luego escribiría “Alrededor de la jaula”, “Mascaró” y “ La balada del álamo Carolina”.

Cuando Haroldo entró al aula nos pareció retraído, callado. Desde la arrogancia juvenil de aspirantes a escritores no lucía como otros, nimbados -a veces injustificadamente- de solemnidad o divismo. Era, lo que se dice con ligereza visual, un hombre cualquiera. Un hombre. Ni siquiera llevaba anteojos de sabio ni tricota negra de cuello alto al estilo existencialista de la época.

Después de algunas clases, ese tipo prejuiciosamente desvanecido por nosotros, se fue revelando. Y nos transmitió, sin decirlo expresamente, que ese modo contenido y modesto le venía de su paso por el seminario religioso, de su origen rural chacabutense, y de su proclividad a la introspección y a la naturaleza, y de su compromiso con los desprotegidos. Amaba el Delta. En una de sus islas, aislado unos años, escribió “Sudeste”, y creó un personaje rudo, corporal y metafísico inolvidable: “El Boga”. Ese cortador de juncos /“de ojos de pez moribundo”/ como lo describe Haroldo acaso describiéndose anticipadamente a si mismo.

“El Boga” quien paradójicamente se escondía del mundo a cielo abierto navegando y pescando en el río.

Así que hoy cuando la sociedad argentina se ancla en la memoria, en la recordación de las matanzas que produjo el Estado y que todavía no pocos niegan, busqué a Haroldo Conti en mi y lo encontré enseguida. Y sin tener que revolver entre tantos recuerdos fatuos o inútiles. El estaba, está ahí, intacto, como maestro. Y al encontrarlo es como si estuviera aplicando, más de cuarenta años después, una de sus enseñanzas, cuando en una de sus clases nos dijo esta frase de San Agustín:“ La memoria es el vientre del alma”.

Dijo eso mientras nos decía que la memoria estaba desmerecida por la costumbre de creer que solo era esa memoria retentiva que se ufana en memorizar teléfonos, calles y datos anecdóticos. Decía que privilegiamos tener buena memoria, aprender de memoria, repetir de memoria, en lugar de dejar que la memoria nos memorice en aquellos rastros que aún sin ver seleccionamos y elegimos.

Citaba al filósofo Bergson que sostenía que “la memoria no consiste en regresar del presente al pasado, sino, por el contrario, consiste en el progreso del pasado al presente”.

Es lo que estamos haciendo hoy quienes somos selectivos. Elegimos este tramo de la memoria aunque nos duela. Recordar -se sabe- es “el sentir de haber ya sentido”.

En aquella clase de narrativa todos quienes estábamos ahí sentimos a Haroldo Conti y tanto tiempo después sentimos haberlo sentido.

Disculpen esta anécdota personal. Es que la memoria no es un capricho vulnerable a cualquier borrador: es más inexorable que la forzada pretensión del olvido.

Nuestra sociedad lo sabe, no de memoria sino por la memoria.

Pero qué extraordinaria permanencia de un escritor Desaparecido.

Carta abierta leída por Radio del Plata, el 24 de marzo de 2010, a propósito de conmemorarse hoy el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.