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miércoles, 4 de noviembre de 2009

Derechos Humanos:
Abuelas recuperó al nieto número 98


Su historia es la de un doble desaparecido. Su madre era una militante peronista, secuestrada durante la dictadura en octubre de 1979 y desaparecida. Hasta hace muy pocos meses, ninguno de sus familiares supo que estaba embarazada al momento de la detención. El hijo nació en cautiverio, en el Hospital Militar de Campo de Mayo, pero encaró solo su propia búsqueda por la identidad a partir de una sospecha. Las Abuelas de Plaza de Mayo hoy hablarán de esa búsqueda y lo presentarán como el nieto restituido número noventa y ocho.

Con extremo sigilo, las Abuelas preservan los secretos de la causa judicial como lo hacen ante cada expediente. Cuando terminan las pruebas de sangre o las comparaciones genéticas que permiten confirmar la identidad biológica deciden finalmente hacer público todo el relato de la historia, para que otros puedan seguir o empezar ese mismo camino.

La nueva búsqueda terminó de cerrar hace apenas unos días. El viernes pasado, los familiares biológicos del niño secuestrado obtuvieron la confirmación de las pruebas de ADN. Y recién ayer lograron conocerlo.

El niño nació en el Hospital Militar de Campo de Mayo un edificio parecido a un cuartel, con explanada en la entrada, descripto en el Nunca Más con camas como en los hospitales y cubiertos con la inscripción “Ejército Argentino”. El lugar era uno de los centros clandestinos de Campo de Mayo y funcionaba como maternidad clandestina de las parturientas secuestradas. De dos a cinco días después de haber parido, todas volvían a los centros clandestinos, pero ninguna lograba sobrevivir. “Es necesario destacar –dice la página de Abuelas– que las detenidas ilegales que dieron a luz en el hospital permanecen desaparecidas”.

Hasta el momento de la detención, sus padres tenían tres hijos. Cuando los secuestraron en octubre de 1979, ninguno de los familiares sabía que ella estaba nuevamente embarazada. Y a lo mejor ni siquiera ella lo sabía, suponen algunos allegados.

Martín empezó a buscar a su familia a los quince años, cuando empezó a sospechar sobre su identidad. El hombre que aparecía como padre supuesto era un agente de inteligencia, que ahora está muerto. Dicen que el chico se acercó a Abuelas porque existía la duda, porque en su partida de nacimiento aparentemente dice que había nacido en esa unidad militar.

Cuando empezó la búsqueda, Abuelas encontró una clave para localizar a la familia. En la mayor parte de los casos, los datos de los que buscan a sus padres o a sus familias se cruzan con las muestras del banco de sangre de Abuelas con los registros de todos los familiares de desaparecidos que empezaron a buscar a sus familiares. Pero en este caso, la base de datos no servía. Las Abuelas encontraron un camino alternativo a través del testimonio de un arrepentido del Ejército, un militar que, quebrado, habría explicado que la mujer había tenido un hijo en Campo de Mayo mientras estaba detenida.

La identidad de la nieta 97 se conoció en febrero de este año cuando Estela de Carlotto contó la historia de una joven de 32 años, hija de Beatriz Recchia y Domingo García, ex militantes de Montoneros, desaparecidos en 1977 y con un embarazo de cinco meses.



Las Abuelas presentaron al nieto número 98


Se trata de Martín, hijo del matrimonio desparecido de Guillermo Amarilla y Marcela Molfino, secuestrados el 17 de octubre de 1979 con sus tres hijos varones. Al momento del secuestro de la pareja se desconocía que la mujer estuviera embarazada.


El joven Martín Amarilla Molfino, de 29 años, se encontró ayer con sus hermanos y tíos de ambas ramas familiares en la sede de Abuelas, acompañados por la titular del organismo, Estela de Carlotto, otras abuelas de la institución y dirigentes de organismos de derechos humanos.

A la conferencia de prensa presidida por Carlotto, Rosa Rosemblit, los diputados del Frente para la Victoria, Remo Carlotto y Juan Carlos Dante Gullo, representantes de la Secretaría de Derechos Humanos y por la titular de la Conadi, Claudia Carlotto, concurrieron los hermanos de Martín, Mauricio, Joaquín e Ignacio y varios tíos Amarilla y Molfino, quienes señalaron la "sorpresa" de haber encontrado a un nuevo integrante de la familia, cuya existencia desconocían.

"A Marcela la secuestraron en su casa, pero como estaban en la clandestinidad, la veíamos poco. Veinte días antes del secuestro, una de mis hermanas la vio pero no le dijo nada de que estuviera embarazada", contó uno de los tíos de Martín, Guillermo Molfino. La familia sospecha que es probable que ni siquiera ella misma supiera que estaba embarazada, señaló otro de sus familiares.

Carlotto leyó el comunicado de la entidad y luego otro de adhesión enviado por el secretario de DDHH de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, quien se encuentra en Roma, Italia, para atestiguar en el juicio contra Emilio Massera.

Martín comenzó la búsqueda de su identidad a partir de algunas datos que le llamaron la atención: que su apropiador hubiera sido miembro del servicio de inteligencia del Ejército y que en el acta de nacimiento figurara Campo de Mayo como el lugar de su parto.

El nieto recuperado 98 concurrió por su cuenta a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), organismo que el 13 de diciembre de 2007 empezó su investigación. El primer cruce de datos genéticos fue negativo, pero la Conadi y las Abuelas encontraron un "arrepentido", quien informó que una mujer había dado a luz en Campo de Mayo alrededor de la probable fecha de nacimiento de Martín.

Otro testimonio, esta vez proveniente de España, brindado por una persona secuestrada, confirmó el dato, por lo que las Abuelas convocaron a los familiares Amarilla y Molfino para realizar los análisis de sangre correspondientes. Guillermo Molfino creyó que el pedido de las Abuelas respondía al presunto hallazgo de los huesos de su hermana.

Un mes más tarde las dos familias fueron convocadas a la sede de Abuelas para estar a disposición de Martín en el momento en que el juez le revelara su nueva identidad y le preguntara si quería conocer a su familia biológica. Antes del encuentro, que se produjo ayer, uno de sus hermanos había anticipado que para él sería determinante si Martín tenía "pegado el lóbulo inferior de las orejas, como nosotros, y si era hincha de Boca". Las dos "condiciones" fueron "incontrastables".

Marcela y Guillermo eran militantes montoneros e integrantes de la dirección de la Juventud Peronista, Regional IV. "Al primero que secuestran fue a Guillermo, camino a una cita. Pero en el saco llevaba una factura por la compra de materiales de construcción", señaló su cuñado Guillermo. Así llegaron a la casa del matrimonio. Marcela resultó herida durante el allanamiento de la vivienda, donde se encontraban su cuñado Rubén Amarilla, su mujer, y los hijos de ambos matrimonios. La mujer de Rubén consiguió escapar, pero su marido, Marcela y los cinco niños fueron secuestrados por un grupo de tareas del Ejército.

A los cinco niños los entregaron 15 días más tarde en Resistencia, porque uno de los represores conocía a un integrante de la familia Amarilla. De Guillermo y Rubén Amarilla nunca se supo nada. De Marcela, ahora se sabe que dio a luz a Martín, el cuarto hijo varón del matrimonio secuestrado y desaparecido en San Antonio de Padua, provincia de Buenos Aires, el 17 de octubre de 1979.






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