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jueves, 17 de diciembre de 2009

La madre de Fernanda Aguirre comparó la desaparición de su hija con el caso Pomar



“Es un dolor tan grande como familia que se queden cómodos en una comisaría y no salgan a revisar como corresponde”, dijo María Inés Cabrol al manifestar su disconformidad con el devenir de la búsqueda de su hija desaparecida en 2004. Las dudas por la efectividad del accionar policial durante la búsqueda de los Pomar afectó de manera especial a las familias de personas que permanecen desaparecidas, de las que no se tiene rastro hace años.

Los casos de Florencia Pennacchi, Fernanda Aguirre y Sofía Herrera son algunos de los ejemplos más resonantes de los más de 300 casos de personas perdidas que aún no fueron resueltos.

Desde el 16 de marzo de 2005 nadie sabe nada de Florencia, la joven estudiante que desapareció de su casa de Palermo cuando tenía 24 años. Fernanda, fue vista por última vez en San Benito el 25 de julio de 2004, cuando tenía 13 años. Fue buscada en Santiago del Estero y en Salta y se sospecha que fue víctima de una organización clandestina de prostitución. En tanto, la pequeña Sofía, de 4 años, es buscada desesperadamente por sus padres desde septiembre de 2008 cuando la perdieron de vista en un camping.

"Lo de los Pomar me llegó muy de cerca. Estoy indignada, es un dolor tan grande como familia que se queden cómodos en una comisaría y no salgan a revisar como corresponde", dijo a lanacion.com María Inés Cabrol, madre de Fernanda Aguirre, al manifestar su disconformidad con el devenir de la búsqueda de su hija.

"Se han llevado a una chica y no sabemos nada. Nunca nos dieron una respuesta", dijo y aseguró que hubo acciones que no se hicieron durante la investigación como revisar autos y rastrillar caminos.

Es la misma percepción que tiene Pedro Pennacchi sobre la búsqueda de su hermana Florencia. "La investigación va muy lenta. Cuando el caso tuvo difusión mediática la fiscalía le daba importancia a cualquier llamado o indicio y movilizaba recursos. Pero sentimos que nunca hubo una investigación profunda, no se avanzó en la búsqueda de involucrados", declaró el joven.

Por su parte, María Elena Delgado, madre de Sofía Herrera, la niña que desapareció hace 15 meses en Ushuaia, declaró a la agencia DyN la semana pasada: "Lo que pasó con la familia Pomar nos abre nuevamente dudas. Nos preguntamos si en nuestro caso se buscó como se tenía que buscar y se hizo lo que había que hacer".

Como ocurrió con el caso Pomar, también estas familias fueron víctimas de versiones cruzadas y de hipótesis que les provocaron angustia e interfirieron en las pesquisas.

"Lo primero que hacen es hablar mal de los familiares. Dijeron que Fernanda se había ido con un tipo, que nosotros vendíamos droga, que ella no era nuestra hija. La policía inventa versiones y la gente se deja llevar, entonces no colabora", afirmó Cabrol. La mujer está convencida que el de su hija es un caso de trata de blancas. "Ella dejó una nota en la puerta de un baño de Salta diciendo que eran prostituidores los que la tenían. Reconocimos su letra", detalló y dijo sentirse desatendida por el juzgado con el que prácticamente ya no tiene contacto.

"Yo viajé a pedirle a un hombre que la había visto que me saliera de testigo. La policía llegó tarde", indicó Cabrol.






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